Balneario de Alange

La Vía de la Plata da muchas sorpresas en su recorrido y Alange es una de ellas. Si el destino de nuestro viaje o vacaciones van ser las playas de Cádiz o Huelva o las ciudades de Sevilla o Mérida, es más que recomendable hacer una parada de varios días en el camino para disfrutar de este maravilloso lugar. Agua, descanso y relajación es lo primero que evoca un balneario; en el de Alange, el viajero encontrará algo más: un paraíso.

Está muy cerca de Mérida. A unos quince kilómetros, dirección Sevilla, nos desviaremos en la misma autovía Ruta de la Plata. Si vamos en verano, tendremos la oportunidad de acercarnos a ver una obra al teatro romano de Mérida, pues todos los años durante los meses de julio y agosto se celebra su ya legendario Festival Internacional de Teatro Clásico.

El balneario es de origen romano y está declarado Patrimonio de la Humanidad. De hecho, en uno de sus circuitos termales te puedes bañar en la misma piscina que utilizaban los romanos. Su estancia es circular, con la típica cúpula y lucernario en el centro del techo; un placer para los sentidos. Además, el edificio e instalaciones del balneario son muy bonitas, de cierto estilo modernista, con patios, mucha vegetación y flores típicas del sur, entre las que se esconde una preciosa piscina exterior con jardines. Después de realizar un circuito termal ya de por si gratificante, disfrutar en esos jardines repletos de vegetación y contemplando restos de la arquitectura romana es algo magnífico.

Las aguas del balneario con sus propiedades terapéuticas son idóneas para afecciones del sistema nervioso (de las mejores de Europa) artrosis, reumatismos, sistema respiratorio y circulatorio. Además de los circuitos termales de aproximadamente una hora y media de duración, también dispone de distintos tratamientos de salud y belleza, como masajes, parafangos, etc.

El balneario cuenta con dos hoteles donde alojarse. Cualquiera de ellos es otro deleite para los sentidos, pues están diseñados con muchísimo gusto. El hotel Varinia Serena con su patio-jardín interior abierto, desde donde se accede a las mismas habitaciones, es muy agradable y una sorpresa cuando accedes a sus instalaciones, inapreciables desde la calle. Muy buen servicio y atención, con un ambiente familiar.

El hotel Aqualange tiene mayor capacdiad, de estilo modernista, con grandes espacios y un patio central espectacular. Su decoración y distintos espacios, tanto interiores como exteriores, acompañan a la tranquilidad, que con su buen comedor y cafetería hacen comunión perfecta para unos días de descanso.

Todo el conjunto del balneario y sus hoteles, su ubicación junto a un embalse, el propio pueblo de Alange con sus calles empinadas y un cerro que otea la gran vega del Guadiana, con sus extensos cultivos de olivos y viñedos, hacen del establecimiento un lugar idóneo y maravilloso para hacer una parada en el camino o ir expresamente a él. Saborearemos un lugar especial de Extremadura.

Roberto Bernal