Viajar a Portugal, siempre es interesante, pero si lo hacemos con ánimo de conocer su historia y cultura, que va en gran medida también unida a la nuestra, y nos dejamos lleva por esa calma y forma de ser de los portugueses, disfrutaremos más aún del viaje.

En esta ocasión la parada es Évora, otro de esos lugares de parada y estancia obligada, que nos encontramos en nuestro camino iniciado desde Badajoz y pasando por Elvas, con destino hacia Lisboa. En todo este recorrido nos encontraremos también con otros lugares con encanto todos ellos con un denominador y estampa común en relación a que fueron poblaciones fortaleza con el sentido de defender el corredor desde la frontera con España hasta el atlántico y Lisboa; por lo que podremos apreciar en todas ellas sus murallas y castillos; una de estas localidades en dicho camino y que merece una pequeña visita es Estremoz.

Évora, que es patrimonio cultural de la humanidad, no es una ciudad que está en una atalaya o zona elevada como suele ser típico en este tipo de lugares, pero su recinto amurallado ya nos indica su historia y encanto propio. Ciudad histórica situada en el corazón de la región del Alentejo, destaca porque fue fundada por los romanos y de ello son testigo sus muchos elementos y restos de construcciones que podemos ver en ella. El monumento más significativo de esa época es su templo romano. O como el singular acueducto romano con sus casas o tiendas construidas dentro de los arcos o sobre él, dando un aspecto distinto y singular al monumento con el aprovechamiento posterior que sus habitantes han hecho de la construcción romana; es muy curioso y bonito. También podremos ver los restos de las antiguas termas romanas situadas dentro de lo que ahora es el propio edificio del ayuntamiento de Évora pero que se pueden entrar a visitar.

Pasear por sus calles y plazas, como la de Giraldo, centro urbano del lugar, es muy agradable pues nos iremos encontrando con diferentes rincones y monumentos, como su catedral o pequeñas iglesias llenas de encanto con sus exuberantes azulejos. Podremos ver también su antigua universidad y su colegio Do espírito Santo, hoy en uso, el gran acueducto del siglo XVI, y los grandes baluartes y murallas que rodean toda la ciudad.

Évora, es un lugar muy recomendable para hacer una parada al menos de un día y poder disfrutar de su encanto y ensanchar la mirada del viajero.